Daniel Alegre: el arte del regreso

Anónimo. Antoine Bourdelle y su clase en la academia de la Grande Chaumiére (c. 1912). Fuente: https://www.bourdelle.paris.fr/en/discover/bourdelle-and-his-work/bourdelle-enseignant

La fotografía aparece en el libro Daniel Alegre. Un escultor olvidado(1)José Cobo Calderón, José Francisco Ruiz Díaz, Francisco Gutiérrez Díaz. R&R Ediciones. Santander, 2023.(2)Me pregunto hasta qué punto podemos considerar olvidado -¿por quiénes?, ¿por los que nunca lo conocieron?- a un artista cuya obra sigue … Continue reading una página después de la del Cristo de la Agonía (1921-22). Está tomada en París, en 1912, en la academia de la Grande Chaumiére. El profesor y escultor Antoine Bourdelle, sus alumnos y ayudantes componen una escena al estilo de las pinturas de género con las que los artistas documentaban y promovían sus talleres.

Son cuatro hombres y nueve mujeres. Una de éstas, con los pechos desnudos, ocupa un lugar relevante junto al busto para el que ha servido de modelo. No hay más intención erótica que la que pretenda la mirada del espectador. Es una estampa frecuente en las escuelas de arte en una época de ascenso y liberación de un imaginario que se describía a sí mismo sin subterfugios.

Daniel Alegre (Escalante, 1887 – Santander, 1949), es el segundo por la izquierda. Trece años después de su experiencia parisina (c. 1908-1914), en diciembre de 1927, establecido como retratista de la burguesía ilustrada local y tallista de arte sacro, expondrá en el Ateneo de Santander catorce piezas que, mientras escribo esto a casi cien años de distancia, están expuestas en el museo de la ciudad (MAS) con otras ocho, la mayoría versiones en diferentes materiales de las anteriores.

Visitando la exposición, se me ocurre que la obra de Daniel Alegre es un transcurso tranquilo que cumple la norma proustiana de no permitir que su biografía suplante a su creación como explicación de su existencia. Una norma maltratada por la tendencia dominante, que prefiere a los artistas de vidas fáciles de convertir en pasto (cultural, por supuesto) de consumo sensacionalista.

A partir de sus estudios de Artes y Oficios en Barcelona, Alegre perfeccionó entre la comunidad vanguardista europea las técnicas clásicas y aprendió otras innovadoras para luego aplicarlas en la elaboración de obras destinadas a un público específico en la sociedad santanderina. Dicha sociedad sufrió transformaciones radicales y violentas a las que el escultor asistió con el conformismo que parece haberle caracterizado siempre y manteniendo una gran capacidad de trabajo. Lo cual lo convierte en un ejemplo de artista pragmático y conservador adaptado a un mundo cada vez más reaccionario, represivo e inflexible. No parece que eso le incomodara: es probable que compartiera, si no el talante, sí la mayor parte de los valores de ese conglomerado de ideologías e intereses que llamamos franquismo y que no respondiera a ninguna tentación de rebeldía ni de exilio exterior o interior(3)Previendo el fuego amigo y enemigo, diré que no creo en las cancelaciones. Cuando se me plantea alguna, me acuerdo del francés de la canción de … Continue reading Su arte está destinado a ser lo que aparenta: no ha sido concebido para estimular interpretaciones. Está libre de ese pecado.

Sus primeras obras (Primavera [1912] y Pompeyana [1913], de las que sólo quedan fotografías) muestran que, durante su aprendizaje, se ejercitó en la desnudez pagana, pero no parece haberlo hecho en las audacias de sus maestros.

Alegre debió de apreciar logros como el Heracles arquero (1909) de Bourdelle, pero sabía que en la carrera de encargos sacros o profanos adecuados a su futura clientela no habría lugar para cosas semejantes al escorzo musculado y la expresión entre tensa y fiera del semidiós cazando aves antropófagas(4)Un paralelismo curioso: Bourdelle utilizó para su obra la atlética figura de su amigo el comandante Paul Gustave André Doyen-Parigot, caído en … Continue reading.

Una buena parte de sus ingresos la obtendría del arte sacro católico, en el que abunda la desnudez asociada a la pobreza, el pecado de lujuria, el martirio, los juicios finales y las resurrecciones, y las expresiones extáticas se remiten a trances, dolores y santas agonías. Tampoco había sitio entre las obras profanas para usos explícitos de esos elementos perturbadores. En cuanto a los implícitos, su búsqueda requiere volver al prejuicio de la mirada del primer párrafo.

Sin embargo, en la exposición del MAS, me parece legítimo afirmar el leve erotismo de una esquiva frialdad pétrea.

Es ya un tópico recordar que el mármol helado, tratado con maestría -la sublimación de Antonio Canova-, transmite una transparencia cálida. Gracias a esa suerte de profundidad superficial, una de las esculturas reunidas me permite un juego tan tramposo como liberador.

Me refiero a la titulada Una cubana (1918), que algunos identifican como el retrato de la señorita América G. Galán expuesto en 1927 en el Ateneo. En todo caso, prefiero el título genérico porque me resulta difícil sustraerme a la tentación de pensar morena una estatua de mármol blanco. (Me apresuro a pedir perdón por el etnicismo, que me hace cómplice del tópico provinciano sobre la Cuba colonial). Creo o quiero percibir en esa obra cierta ensoñación sensual que proporciona un contrapeso a la sobriedad de las demás presentes en la sala. Mientras las otras figuras parecen más bien enclaustradas en su seriedad de encargos, tipismo, oraciones y homenajes, esta emerge de una tenue memoria de espuma como si la modelo acabara de regresar del París de la Grande Chaumière tras ser elegantemente difuminada en un largo viaje de placer.

Notas

Notas
1 José Cobo Calderón, José Francisco Ruiz Díaz, Francisco Gutiérrez Díaz. R&R Ediciones. Santander, 2023.
2 Me pregunto hasta qué punto podemos considerar olvidado -¿por quiénes?, ¿por los que nunca lo conocieron?- a un artista cuya obra sigue cumpliendo la función para la que fue concebida en sus aspectos privados (los retratos) y públicos (los monumentos y el culto religioso). Me respondo una obviedad: que la situación de olvido sólo puede referirse a los foros generados por los intereses clientelistas de la sociedad (el mercado) actual, que deja fuera de su espejo-escaparate lo que no encaja en los planes de cada temporada.
3 Previendo el fuego amigo y enemigo, diré que no creo en las cancelaciones. Cuando se me plantea alguna, me acuerdo del francés de la canción de Georges Brassens, que palmó por negarse a tomar un medicamento alemán, y de Ricardo Bernardo pidiendo en los años 30 al movimiento obrero frentepopulista que no achabacanase el arte. Estoy seguro de que el universo de Alegre merece investigaciones, publicaciones y exposiciones como las que motivan este artículo.
4 Un paralelismo curioso: Bourdelle utilizó para su obra la atlética figura de su amigo el comandante Paul Gustave André Doyen-Parigot, caído en Verdún en 1916; Alegre hizo posar para su Cristo más famoso al casi eccehomo burlón y comunista Pío Muriedas, encarcelado por la dictadura

Uvas de rara luz

En la exposición de obras de la colección del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander (MAS), dos cuadros de Johann Conrad Eichler (1688 – 1748, conocido como Wollust) me producen una fascinación inesperada.

Están en un rincón discreto, rodeados de imágenes sacras de sus contemporáneos y cerca del paisaje desde el que Josefa de Óbidos se despide del corazón volador(1)Para ser justos, también está cerca un anónimo flamenco en el que la familia sagrada, gris, aparece rodeada de una corona de flores multicolores y … Continue reading. Son dos ventanas pequeñas abiertas en un ambiente de confesionario entre ruinas, dolores y admoniciones.

Creo que no merecen ese entorno, esa presencia del peso insoportable de la historia, ni la fúnebre denominación romance de naturalezas muertas(2)En cuanto al término bodegón, me produce una sinestesia de vinazos, plumas, pellejos, mohos, labores de taxidermistas y escopetas arrinconadas, y … Continue reading. Pertenecen a la vida quieta germánica (still life, stilleben…), la calma que permitía al barroco nórdico introducir en la exuberancia vegetal instantáneas de ruiseñores copulando(3)Una pregunta ociosa: ¿las mesas de Cézanne se inclinaban por la síntesis de puntos de vista y las de Cornelis de Heem lo hacían por el peso de la … Continue reading. Wollust, por cierto, significa lujuria, aunque aquí no recurre a ningún movimiento explícito y muestra los vegetales a la rara luz de las uvas mientras la ausencia de escenario (pero, ¿no hay al fondo vislumbres de paisajes tormentosos?) permite establecer relaciones sin excusas exteriores.

Libres del peso de loas, alegorías o solemnidades explícitas, a salvo de figuras humanas, mitos, héroes, oficios y pasiones, esos lienzos hacen aflorar el alimento elemental de la mirada en la experiencia -no exenta de desafíos, como ese inquieto esplendor en la espesura- de la materia pictórica.

A la vez, parecen sonreír ante la pompa (¿quién pagará el rescate si estalla la burbuja?) dominante en el arte actual, grandilocuente, ensimismado, mixtificado, mixtificante y absorto en la retórica acrítica y la mercadotecnia de fachadas e iconos fugaces autoenfocados.

Galería

Notas

Notas
1 Para ser justos, también está cerca un anónimo flamenco en el que la familia sagrada, gris, aparece rodeada de una corona de flores multicolores y me sugiere interpretaciones que prefiero dejar aparte para no caer en mi propia trampa.
2 En cuanto al término bodegón, me produce una sinestesia de vinazos, plumas, pellejos, mohos, labores de taxidermistas y escopetas arrinconadas, y no puedo tomármelo en serio por hermoso que sea el cardo de Sánchez Cotán o dramáticos los escorzos de las piezas de caza de Mariano Nani.
3 Una pregunta ociosa: ¿las mesas de Cézanne se inclinaban por la síntesis de puntos de vista y las de Cornelis de Heem lo hacían por el peso de la abundancia burguesa?